lunes, 29 de octubre de 2012

Perdí mi vida.


Te pierdo y siento que pierdo mi vida en un instante.
Creí que podía poseerlo.
Pero tan sólo es una maniobra cruel.
Me refiero al amor.
Tan celoso y egoísta.
Maldita sensación el creer que podría ser amada.
La ilusión me persiguió hasta atraparme.
Y eso, es una mentira. Solo trato de excusarme.
Pienso seriamente en qué hacer, cómo hacerlo, y si debo.
Te daría mi vida… Pero no sé si sería un buen regalo…
Quizás deba entender que tengo esa costumbre de aprisionar a las personas y obligarlas a que me quieran (de hecho soy un ser despreciable).
Y no sé si es tu culpa, el amor es tan inexplicable.
No necesito engañarme, el olvido es un trabajo arduo y puede que no sepas hacerlo.

¿Serviré para el mal?

2- una charla con la muerte

-“¡Quizás deberías dejar de ser tan vulnerable! “
-Es cierto… Quizás lo bueno ya no lo es, quizás el amor no sirve más.  Entonces…  Puede que al sentir la tierra tan cerca de mi carne, me aprisione y sea libre de la vida.
Tal vez la muerte no es tan mala y es la oportunidad final, de encontrar ese lugar; frío y oscuro.
-“¿Dónde?
¿Donde nadie te toque?
¿Donde nadie te escuche?
¿Donde nadie te hable?
¿Donde a nadie le importes?
¿Eso es lo que quieres?”

-¡Cuando nadie me recuerde
Quizás podré olvidarlo!
Sólo el abandono puede librarme.
Cuando mi cuerpo permanezca aún más solo y pálido.
Cuando ya no pueda regalarte mi sangre.
Quizás ese será el día en el que él creerá que mi amor es verdadero.
¡Cuando sepa que le regalé mi vida y que el filo de tu guadaña me apresuro en el tiempo!
-“¡Demuéstrale que lo amas!”
-Pues…  ¡Aquí te entrego mi vida! ¡Arráncame el corazón! ¡Pero hazle saber! ¡Aunque sea  el viento quien se lo diga! ¡Que por él di mi vida! ¡Que le obsequio mi ausencia y mi amor! 

1 Pregunta sin respuesta.


Siento mucho y digo poco… respiro innecesariamente el dolor… camino sabiendo donde voy a caer muerta…¡hablo ya cansada de lo que no pudo ser!… cargo con esta maldita  locura y está clavada en mi…  ¿puedo darte lo que buscas?