lunes, 17 de septiembre de 2012

(Para el hombre que amo... Fuente: Franco Castañeda)


El viajero

es un amante
que ha perdido
el corazón
y recuerda
el Amor.



En pleno extravío
siente e invoca
¡Intimidad!
hasta desvanecer
el alma
en poderosa luz.



Escucha silencioso
y atraviesa instantes
de irrealidad
mientras el espíritu
susurra
comprensión profunda
y claridad.



Respira herido
por caminar
sin vivir
en sinceridad.



El amante
vuela sin saber
cómo ir.



Y espera
ser raptado
por Su amor.



La paciencia
le ha robado
todo el dolor
y busca
una noche de Unión
para vivir,
vivir.



Ha encontrado
una hermosa caravana
de locos luminosos.



El viaje es Uno
y el Amor
es real.



Cuando percibe
seres embriagados
de dolor
se acerca
y trabaja
y confía
en el poder del Curador.



El viajero
ama la silenciosa soledad
donde ha aprendido
a vivificarse.



Y descubre
el infinito
en cada instante.



Sabe que la fuerza
proviene
de misterioso Amor
y sonríe
y en cada paso
se acerca
a su propio
corazón.



En la profundidad de la noche
habla secretamente
con Él
y la alegría
lo desaparece.



Canta Unidad
y sueña
y sabe que
el Más Amoroso
lo recuerda.



Su camino
es la experiencia
la presencia
y el despertar.



Su viaje
hacia la desnudez
no tiene fin.